Madrid y Sevilla son las dos grandes e importantes ciudades de la España del siglo XVII.
La primera por ser la Corte, con todo lo que significa la presencia del Rey y del complejo aparato burocrático; la segunda, por ser el puerto de Indias, con una actividad floreciente. Por su parte, Barcelona y Valencia son ciudades con importantes puertos y actividad comercial e «industrial». Toledo, donde vivió algún tiempo Calderón, mantenía el recuerdo del esplendor de haber sido capital del Imperio y también su importancia religiosa.
Gran desarrollo tuvo el teatro en Madrid, Sevilla y Valencia, memorables fueron los autos sacramentales de Toledo, activa la vida de academias poéticas, e importante la vinculación de pintores como Velázquez, Murillo, Ribera, El Greco…
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